La victoria del FA, con la victoria en segunda vuelta de su candidato, Yamandú Orsi (49,8%), sobre el conservador Álvaro Delgado (45,9%), jefe de gabinete del presidente Luis Lacalle Pou, ha sido recibida con especial beneplácito por la izquierda “rosa” de la región, que contrapesa así la oleada conservadora proveniente de la Argentina de Javier Milei al sumar a Uruguay al emergente bloque que forman Brasil, México, Chile y Colombia. En la reciente cumbre del G20 en Río, sus cuatro mandatarios mostraron su sintonía con el anfitrión, Luis Inácio Lula da Silva, dando la bienvenida al grupo a Claudia Sheinbaum, más inclinada que su antecesor y mentor a viajar e interesarse por cuestiones de política exterior.
Al lado de Brasil, novena economía mundial, y México (12ª), Uruguay es un pigmeo de 3,5 millones de habitantes que apenas duplica la superficie de Portugal. Pero el mayor PIB per cápita (23.000 dólares), su desigualdad relativamente baja, sólido sistema de partidos y servicios sociales dan a la pequeña república oriental un envidiable prestigio político, además de una baja inflación y reducidos costes de endeudamiento soberano.
Un 98% de la electricidad que consume el país proviene de fuentes renovables. Según Gabriel Oddone, que será el próximo ministro de Finanzas, “aquí la fuerza centrífuga es hacia la moderación y la convergencia”. En 13 de las 16 últimas elecciones regionales, el partido ganador no existía hace una década.
En Uruguay los tres partidos más votados recibieron el 87% de los votos, lo que hace de su democracia la última de partidos que queda en la región. El FA, integrado desde hace medio siglo por partidos de izquierda que hoy tienen como patriarca al expresidente Pepe Mujica, ya gobernó con relativo éxito entre 2005 y 2020 de la mano de Tabaré Vázquez…