Según Philippe Gijsels y Koen de Leus, analistas de BNP Paribas Fortis, la onza alcanzará los 4.000 dólares “en un futuro no muy lejano” no por cuestiones coyunturales sino porque la gente “se está protegiendo de lo desconocido”, dicen. Y, como sucede siempre en circunstancias similares, el oro se convierte en un valor de refugio imbatible.

Desde la invasión Rusia de Ucrania, China ha estado vendiendo bonos del Tesoro y comprando oro como medida de precaución frente a las incertidumbres monetarias. El actual nivel de sus activos financieros en dólares relación al PIB es hoy el mismo que en 2001, cuando China se integró en la OMC.

El problema para América Latina, uno de los mayores exportadores de oro, es que el oro aluvial, el formado en los lechos de los ríos, es una de las grandes explotaciones de la minería ilegal, desde el Orinoco venezolano al Chapare boliviano y los territorios yanomamis en Brasil.

El impacto ambiental de su explotación es especialmente devastador en ríos lagos y arroyos, donde termina el mercurio que utilizan los mineros artesanales para separar el oro de rocas o piedras. De las 1.483.838 hectáreas de bosque que se deforestaron en Colombia entre 2014 y 2022, un 3,6% se generó por la explotación ilegal de oro aluvial. En 2022, investigadores de la Universidad de Córdoba encontraron que en un tramo del río Cauca había mercurio, manganeso y plomo que superaban los niveles permisibles establecidos por la OMS, que también afecta a diversas comunidades del este de Bolivia.

Según cifras oficiales, en 2020, Bolivia exportó 25 toneladas de oro por 1.276 millones de dólares. En 2022 fueron 64 por 3.003 millones. Los mineros compran mercurio de comercios que lo almacenan y venden sin casi regulación. En 2020, el país importó 165,2 toneladas, más…