Durante los meses de ruptura de la cadena global de suministros en 2021 y 2022 los compradores de vehículos eléctricos se agolpaban ante los concesionarios. Las listas de espera empezaron a crecer y los compradores esperaban más de medio año para recibir sus vehículos. La industria del automóvil aceleró entonces sus planes de desarrollo del vehículo eléctrico ante una demanda vibrante. La multinacional americana Ford anunció a principios de 2022 que aceleraría los planes para producir la camioneta F-150 Lightning Pickup y aprovechar el gran crecimiento de la demanda de los particulares con un plan para multiplicar por cuatro su capacidad productiva.

El CEO de Ford, Jim Farley señaló que el objetivo de la compañía era convertirse en el mayor fabricante de vehículos eléctricos del mundo. Dos años después de la pandemia, los fabricantes se han dado cuenta de que el crecimiento de la demanda de vehículo eléctrico en Estados Unidos y una buena parte de Europa fue consecuencia de la crisis de suministros. Ante las largas listas de espera para recibir un vehículo de motor de combustión, muchos compradores optaron por pagar la prima del eléctrico para recibir antes su coche. Pero esta acumulación provocó que las listas de espera del eléctrico también crecieran de forma significativa. Se trataba de una demanda artificial condicionada por la escasez de vehículos de combustión.

Desde el pasado verano, cuando la situación en las cadenas de suministro se había normalizado, los fabricantes empezaron a sufrir un aumento del stock de vehículos eléctricos sin vender. Empresas como Ford, Volkswagen o General Electric han pasado de acelerar sus planes de transición hacia el eléctrico a congelarlos. Incluso el gran fabricante estadounidense Tesla reconoció en su presentación de resultados del año 2023 que espera una “notable” desaceleración del crecimiento de la demanda de eléctricos.

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