No es la primera ni la última vez que las elecciones presidenciales iraníes vienen con las cartas marcadas. En términos generales nada sustancial hay que apostillar a la limpieza formal de la jornada electoral prevista para el 18 de junio. Eso le permite incluso al régimen liderado por Alí Jamenei sacar pecho, estableciendo comparaciones con algunos de sus vecinos ensuciados en fraudes electorales a gran escala para evitar que se produzcan resultados contrarios a sus intereses (aunque así lo hayan hecho, como en 2009, cuando vieron que las urnas no confirmaban sus planes).
Pero detrás de esa fachada, aparentemente inmaculada, se esconde un mecanismo muy engrasado con el Consejo de Guardianes a la cabeza. Se trata de un órgano compuesto por 12 personas (seis alfaquíes expertos en jurisdicción islámica, nombrados por Jamenei, y otros seis juristas designados por el poder judicial) que tiene la última palabra en todos los proyectos…