El objetivo parece claro, pero falta unidad para emprender algunas de las acciones más ambiciosas sobre la mesa. “Sabemos que la ambición de Vladimir Putin no se detiene en Ucrania”, dijo la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen la semana pasada. El aviso sombrío sobre la posibilidad de una guerra en territorio de la UE sigue a otros que han hecho recientemente otros líderes. La presidenta ya ha encargado la elaboración de un informe sobre cómo mejorar la preparación civil y de defensa de Europa.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha querido ser más cauto. “La guerra no es inminente. He escuchado algunas voces que insisten. Bueno, gracias a Dios, la guerra no es inminente”, dijo Borrell a las puertas del Consejo Europeo. “Vivimos en paz. Apoyamos a Ucrania. No somos parte de esta guerra; simplemente apoyamos a Ucrania”. “La llamada a que los europeos sean conscientes de los desafíos que enfrentamos es buena, pero tampoco tenemos que exagerar… Tenemos que prepararnos para el futuro, aumentar nuestras capacidades de defensa, aumentando las capacidades de defensa de nuestra industria”, agregó.
Más allá de los matices sobre el peligro real de que la guerra se extienda dentro de las fronteras de la UE, el camino que han señalado los líderes en la cumbre y sobre el que llevan trabajando las últimas semanas está claro: La industria de la defensa europea debe fortalecerse y ponerse al día. Las conclusiones de la cumbre incluso señalan que deben ponerse “acciones en marcha para reforzar la preparación y la respuesta a la crisis con un enfoque que incluya a toda la sociedad y a todos los peligros”.
La letra pequeña, sin embargo, ofrece otras lecturas. Algunas de las propuestas más ambiciosas han quedado, de momento, en la nevera….