Es fácil comprender porque hasta el año pasado la ampliación estaba resignada a formar parte de los manuales de historia de la UE por un largo tiempo. La gran ampliación al centro y al este de Europa (2004, 2007, 2013), transformó por completo la dinámica interna del club. Con más peso económico y un mercado único más grande, pero convirtiendo al club en una organización bastante rígida, inmanejable, y para los más críticos demasiado dispar. La deriva autoritaria en los últimos años de países como Hungría o Polonia no ha ayudado precisamente a abrir la puerta para nuevos miembros.
Este escepticismo ampliamente compartido dentro de los principales pesos de la UE podría cambiar. El asunto vuelve con fuerza sobre la agenda. El primero en lanzar un mensaje de calado ha sido Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. Desde Bled, Eslovenia, Michel ha sugerido que en 2030 la UE estaría en…