En la reunión de febrero en National Harbor (Maryland) asistieron delegaciones de Australia, México, Japón, Canadá, Colombia, España, Francia, Polonia y Corea del Sur, entre otros muchos países, y dos estrellas de la derecha “insurgente” latinoamericana: Javier Milei y Nayib Bukele.
Su ascenso político, al fin y al cabo, le debe mucho al papel del trumpismo en la articulación de una alianza ultraconservadora global, que en las Américas está formando una especie de Foro de Sao Paulo de derechas.
Con ello, según Eduardo Gamarra, profesor boliviano de la Florida International University, la CPAC está haciendo lo mismo que criticaba a la izquierda: crear foros supranacionales para intervenir en asuntos políticos internos. Y como todo en Estados Unidos, la CPAC actúa a lo grande: entre 2017 y 2019 organizó foros en Australia, México, Japón y Corea del Sur.
En 2020 se creó la filial húngara y en 2023 la brasileña. La de Maryland planteó coordinar estrategias para derrotar al “socialismo y al globalismo” y sus supuestas secuelas: pérdida de libertades, desempleo, migraciones masivas, adoctrinamiento “woke”, teorías de género en las escuelas públicas…
Milei y Bukele tienen mucho que ganar –y poco que perder– acercándose a un maestro populista y posible ocupante de la Casa Blanca. Bukele es muy popular entre los salvadoreños residentes, la tercera comunidad hispana de EEUU.
Según explicó Mercedes Schlapp, asesora de Trump, a Telemundo, los votantes latinos estadounidenses son “naturalmente conservadores”. Esta generalización, en realidad, depende de la coyuntura política en cada Estado. Los latinos de origen mexicano de Chicago o Los Ángeles no suelen votar como los de origen cubano o puertorriqueño de Miami, pero sí como los de Nueva York o New Jersey, bastiones demócratas consolidados.
Pese a que alberga al 8% de la población, la región concentra al…