Las ausencias del presidente guatemalteco y del salvadoreño, Nayib Bukele, en la última Cumbre de las Américas en Los Ángeles fue una clara muestra del deterioro de las relaciones de Washington con varios países centroamericanos, aliados tradicionales desde que, durante la guerra fría, sostuvo a regímenes autoritarios que libraron cruentas guerras internas contra grupos armados, lo que creó una cierta simbiosis entre sus militares y el Pentágono.
Giammattei y Bukele son políticos conservadores conscientes de esos vínculos y de su dependencia económica de EEUU, su principal socio comercial. Pero también de la inmunidad política que hoy les proporciona la importancia de sus países en materia migratoria. La elección de Kamala Harris, vicepresidenta de EEUU, para que se hiciera cargo de la crisis migratoria en el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) da muestra de la importancia del asunto. No es para menos. De enero a agosto…