Este fenómeno conecta con otras olas similares en países como Hungría, Italia, Eslovaquia, Francia o Alemania. La trayectoria del FPÖ es sintomática de una normalización gradual de la extrema derecha en la política austríaca y su actual pujanza tiene mucho que ver con décadas de crecida influencia en el país.
Fundado por exmiembros de las SS nazis, el partido comenzó a ganar popularidad en los años 80 con Jörg Haider, al calor de un discurso antiinmigración y nacionalista, conocido también por su perfil antiesloveno. Bajo el actual liderazgo de Kickl, el FPÖ ha adoptado un programa titulado “Fortaleza Austria”. El partido defiende medidas como el cierre de fronteras, la deportación masiva de inmigrantes y la suspensión del derecho de asilo.
En las últimas décadas, el FPÖ ha participado en varios gobiernos como socio menor, pero esta sería la primera vez que lideraría el ejecutivo. Este cambio se produce tras el colapso en las negociaciones para formar un gobierno centrista liderado por el Partido Popular Austríaco (OVP), lo que ha dejado al FPÖ como la única alternativa viable para evitar nuevas elecciones.
A pesar de su retórica radical, las ambiciones del FPÖ enfrentarán restricciones significativas. Austria tiene una fuerte tradición institucional, incluyendo un tribunal constitucional independiente, una sociedad civil activa y una burocracia que podría actuar como contrapeso. Además, la coalición con el OVP podría limitar la capacidad de Kickl para implementar su programa más extremo.
En el ámbito económico, Austria enfrenta un déficit del 4,2% del PIB, lo que podría desencadenar sanciones por parte de la Comisión Europea si no se presenta un plan de ajuste fiscal creíble. Esto obligaría al FPÖ a priorizar la consolidación presupuestaria sobre sus promesas de recortes fiscales y aumento del gasto social.
Entre las posibles áreas de fricción con la UE destaca la…