El abandono de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, del ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, y del comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, de la reunión del G20 en Estados Unidos, en cuanto comenzó a hablar el ministro ruso de Finanzas, Antón Siluánov, ha sido la última señal de advertencia sobre las escasas posibilidades del grupo de mantener su relevancia e incluso supervivencia. Sin una mínima cohesión interna, el G20 no podrá actuar de coordinador entre las mayores economías desarrolladas y emergentes del mundo.
En Washington, todos los miembros del G7 pidieron que Rusia dejara de participar en el G20; Joe Biden ha solicitado incluso su expulsión, a la que se oponen los países miembros del denominado Sur Global, entre ellos Indonesia, que ostenta la presidencia rotatoria y acogerá en noviembre en Bali la cumbre del G20, a la que Vladímir Putin no ha descartado asistir. Biden cree…