Si hay un líder con una especial proyección pública internacional en esta insólita guerra librada en territorio europeo, ese es el presidente francés. Sus intentos diplomáticos de frenar la guerra van engrasados por una triple condición: Francia ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión, Macron se presenta a la reelección y, como presidente del país, en sus manos está la orientación y ejecución de la política exterior y de seguridad francesas.
La salida de Angela Merkel hace unos meses y la llegada de un nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, todavía en proceso de rodaje en el marco de una compleja coalición de tres partidos, ha permitido a Macron ganar más proyección en el tablero europeo. La presidencia rotatoria de Francia del Consejo se ha producido en un momento especialmente propicio para la visibilidad del país y de su líder.
Con un continente en llamas por una guerra en…