En la cumbre europea, los líderes de la UE pasaron horas discutiendo la idea de los centros de procesamiento de migrantes, la aceleración de las deportaciones y la “guerra híbrida” por parte de poderes hostiles que utilizan a los migrantes para desestabilizar a los países de la UE. Algunas de las propuestas sobre la mesa para combatir la inmigración hubieran sido impensables unos años atrás.
Las conclusiones aprobadas en la cumbre reclaman “una acción decidida a todos los niveles para facilitar, aumentar y acelerar las devoluciones desde la Unión Europea utilizando todos los instrumentos y herramientas de políticas relevantes de la UE, incluyendo la diplomacia, el desarrollo, el comercio y los visados”.
Los líderes de la UE discutieron ampliamente sobre los controvertidos “centros de retorno” en países fuera de la UE. La medida resume lo que algunos ya describen como la “melonización” de la política migratoria en la UE, en referencia a la adopción de las duras tesis abanderadas por Giorgia Meloni, primera ministra de Italia. Su gobierno ya ha establecido un centro de retorno en Albania.
La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, quiso enfatizar que dichos centros serían aceptables en terceros países que fueran considerados seguros y con reglas claras sobre cuánto tiempo podría mantenerse a un migrante en un centro y qué hacer si no fuera posible el retorno al país de origen. La medida gana adeptos en la mesa del Consejo Europeo.
Entre los partidarios de la línea dura destacan los lideres de Italia, Países Bajos, Dinamarca, Polonia o Hungría. Países como Bélgica y España, en minoría, se oponen. Sus líderes ensalzaron el papel positivo de la inmigración para la economía europea en un continente en plena caída demográfica. En palabras de Pedro Sánchez, “necesitamos solucionar el fenómeno de la inmigración…