A este lado del Atlántico, el mensaje tras las múltiples cumbres de las últimas semanas (Consejo Europeo, G7 y OTAN) está claro: Europa debe tomarse su política de seguridad y defensa más en serio que nunca. En el nuevo contexto que ha situado a Rusia como “la más significativa y directa amenaza”, algo que ya sabemos desde hace unos meses pero que ahora queda por escrito, los planes de autonomía estratégica europea parecen difuminados en favor del tradicional pilar de defensa transatlántico.
Después de la Cumbre de Madrid, la misión central de la OTAN vuelve a ser la misma que durante la guerra fría: la disuasión de Rusia. Esta solo tiene éxito cuando el enemigo tiene claro que, si ataca, tendrá respuesta; es decir, es una doctrina basada en la credibilidad. Por tanto, el éxito de la misión de los aliados en los próximos meses se medirá en función de…