Como suele ocurrir últimamente, una grave crisis termina alterando la agenda en Bruselas. Estaba previsto que el tema principal en la cumbre extraordinaria de líderes celebrada la semana pasada estuviera centrada en la economía. El ex primer ministro italiano Enrico Letta presentó su esperado informe sobre cómo mejorar la competitividad del mercado interno de la UE, en un momento de vertiginoso cambio geopolítico y exponencial competencia económica entre Estados Unidos y China, pero la inflamable escalada en Oriente Próximo ocupó buena parte de la reunión.

La escalada entre Irán e Israel, con ataques mutuos como derivada de la operación que el ejército israelí lleva a cabo en Gaza, pone en peligro la estabilidad de la región y aumenta de forma exponencial las probabilidades de una guerra en el flanco sur de la UE. La frontera Este sigue en llamas, tras los importantes reveses que ha sufrido el ejército ucraniano frente al invasor ruso, mas los esfuerzos de los líderes de la UE pasan por tratar de desinflamar la situación en Oriente Próximo.

Como explica Julien Barnes-Dacey, del think tank European Council on Foregin Relations, la UE trata de coordinarse todo lo que puede con Estados Unidos, el actor mas decisivo en la región, para prevenir una escalada. La estrategia pasa por aumentar la presión sobre Israel para que no tome represalias adicionales contra Irán y declare el alto el fuego en Gaza.

Si bien hace semanas el tono de los 27 Estados miembros respecto a Gaza era más bien ambiguo, reclamando a Israel una “pausa humanitaria inmediata que lleve a un alto el fuego sostenible”, ahora las conclusiones de la cumbre piden un “alto el fuego inmediato”. La labor de Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea y una de las voces mas críticas en la UE ante…