Un año después del estallido bélico en el que sigue sumido Etiopía se contabilizan ya miles de muertos, más de dos millones de desplazados y una crisis humanitaria que supone la hambruna para miles de personas (sobre todo en la rebelde región montañosa de Tigray). Tras el fracaso de diversas iniciativas de negociación y en medio de una ofensiva rebelde, el gobierno de Ahmed declaró el Estado de emergencia el 2 de noviembre, lo que se ha traducido en la detención arbitraria de más de 1.000 tigriños. La visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Addis Abeba no parece haber surtido efecto en un enfrentamiento en el que ninguno de los actores combatientes está en condiciones de imponerse definitivamente.
El conflicto tiene un claro trasfondo político derivado de la pérdida de poder por parte del Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT), principal fuerza de la coalición rebelde…