Consciente en casa –tras el bochornoso espectáculo del asalto al Congreso del 6 de enero– y en el exterior –por la competencia ideológica que plantean regímenes autoritarios e iliberales como China y Rusia– de que la democracia está cada vez más asediada y cuestionada, Biden ha impulsado la convocatoria de una Cumbre por la Democracia para los días 9 y 10 de diciembre. Por muy loable que sea en principio su idea, en defensa de lo que Winston Churchill calificaba como “el menos malo de todos los sistemas políticos”, la polémica alrededor de la cumbre está servida.
Mirando atrás, cabe recordar que la administración de George W. Bush, al tiempo que cuestionaba a Naciones Unidas por inoperante, ya planteó que solo un directorio de democracias podía gestionar de manera adecuada los asuntos mundiales. Aunque la idea nunca llegó a materializarse, en ella ya estaban presentes los mismos elementos controvertidos que…