La sentencia salió adelante por seis votos contra tres. En la justificación de su voto, el juez Clarence Thomas criticó a su colega Kentanji Brown Jackson, ambos afroamericanos, por “victimizar” a los negros, considerándolos presos de una condición social determinada exclusivamente por su color de piel. Thomas y Brown Jackson sufrieron de jóvenes la segregación en sus Estados natales, pero pudieron graduarse en universidades de la Ivy League. El polémico juez Thomas afirmó que aunque de EEUU está lejos de ser una sociedad indiferente a la raza (colorblind), las desigualdades entre negros y blancos eran “constitucionalmente irrelevantes”. El paternalismo racial, señaló, podía ser tan pernicioso como otras formas de discriminación. No existe racismo bueno, venía a decir.
Por su parte, en su voto disidente, la juez Brown Jackson sostuvo que ignorar el racismo estructural era la forma más eficaz de perpetuarlo. En el fondo, el problema es …