Son muchos los intereses que tanto España como Francia, con el trasfondo de sus respectivas experiencias coloniales, tienen en juego en el Magreb, con Marruecos y Argelia como referencias principales. Y aunque su condición de socios y aliados en la Unión Europea y en la OTAN debería traducirse en una plena coincidencia en sus respectivas políticas exteriores hacia la región, la realidad nos muestra que, como ahora ocurre en el contexto de una crisis energética en la que rebrotan con fuerza los planteamientos más puramente nacionalistas, se producen con demasiada frecuencia desencuentros y competencias indeseables.
El pasado está lleno de ocasiones en las que los desajustes entre Madrid o París con Rabat o Argel han sido aprovechados de inmediato por el vecino para intentar sacar tajada de las circunstancias. Así ocurrió, por ejemplo, cuando en 1990 se publicó en Francia el libro Notre ami le roi, generando una crisis…