En las recientes elecciones europeas, el partido de Macron, La République En Marche, sufrió una considerable derrota, reflejando un  descontento creciente entre el electorado. El batacazo fue imponente: el candidato del partido de Marine Le Pen, el joven Jordan Bardella, quedó en primera posición, con el doble de votos que la candidatura del presidente, y batiendo los récords sobre el apoyo popular de la extrema derecha en unas elecciones europeas.

Ante semejante revés, Macron ha optado por convocar elecciones legislativas para el próximo 30 de junio (el 7 de julio será la segunda vuelta), un anuncio que llegó poco después de que Jordan Bardella pidiera la convocatoria. El presidente tiene la esperanza de renovar el apoyo a su gobierno y reconfigurar la Asamblea Nacional para consolidar su agenda política. Los riesgos son enormes y dan buena cuenta de ello el caos en la política local que ha seguido a su anuncio.

Los partidos franceses se han visto forzados a presentar listas, formular alianzas y estrategias electorales de manera precipitada. La izquierda ha reaccionado al nuevo escenario con una sorprendente celeridad y eficacia, formando un “frente popular” que aglutina a las principales fuerzas de la izquierda parlamentaria.

La derecha, sin embargo, ha entrado en una espiral de caos. Éric Ciotti, presidente de los Republicanos, el partido de los expresidentes Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, anunció para la sorpresa de muchos una alianza con Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen.

La revuelta dentro del propio partido fue enorme y Ciotti fue expulsado del partido de forma fulminante, aunque la confusión es tal que –al cierre de este informe– Ciotti sigue afirmando ser el líder del partido y contar con el respaldo de 80 diputados para hacer campaña con el partido de Le Pen.

En la extrema…