El gobierno alemán, liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz, se tambalea como un castillo de naipes. La sentencia del Tribunal Constitucional alemán en contra de la “treta” de utilizar fondos públicos para esquivar el límite de déficit ha puesto en jaque todo el presupuesto del primer país de la zona euro. Su Carta Magna determina que el déficit no puede superar el 0,35% anual, una autoexigencia muy severa que se ha sorteado regularmente gracias a la creación de fondos “extrapresupuestarios”. Esto es, grandes dotaciones de dinero público con objetivos concretos de política fiscal.
Por ejemplo, estos fondos se han utilizado para financiar los costes de la crisis inflacionista, el coronavirus y, ahora, se pretendían destinar a la transición ecológica. De hecho, la sentencia del Constitucional no solo ha paralizado este nuevo fondo, dotado con 60.000 millones de euros, sino que ha frenado el gasto de todos los demás que…