La inflación ha dado un susto al BCE, con una subida al 2% en octubre, desde el 1,7% de septiembre. La entidad ya contaba con un repunte del IPC hacia el final del año, pero no pensaba que sería tan intenso. La inflación de los servicios sigue anclada en el 4% y, la de los alimentos, en el 3%. Esta aceleración de los precios fue general en toda la eurozona y, aunque las previsiones apuntan a que será temporal (por el efecto escalón de la energía de hace un año), la subida es superior a la esperada.
En esta coyuntura, al Banco Central Europeo le han entrado dudas. Hasta ahora ha bajado los tipos de interés en tres ocasiones y todavía es pronto para que se perciban sus efectos en la economía. Sin embargo, el repunte de la inflación y de la actividad económica ha enfriado la expectativa de la siguiente bajada de los tipos de interés.
Diversos miembros del BCE han trasladado, en los últimos días, que aún no tienen claro cuál será su próximo movimiento. De hecho, las sensaciones que transmiten son contradictorias, lo que ha generado aún más desconcierto. Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del banco, advirtió la semana pasada de que no deben obsesionarse con el crecimiento económico. Schnabel recordó que el objetivo prioritario del BCE es controlar la inflación y que el objetivo de afianzar los precios en el 2% todavía no se ha conseguido.
La inflación de los servicios en Europa sigue cerca del 4% y los salarios siguen subiendo intensamente. La espiral de precios se ha aplanado, pero no ha desaparecido. Schnabel reconoció que la senda de la inflación sigue pareja a las previsiones del BCE, que apuntan a una estabilización de las subidas de precios por debajo del 2% a…