Según Ram Emmanuel, exasesor de Barack Obama y hoy embajador en Tokio, en el Indo-Pacifico existen dos visiones estratégicas: la que considera la región el patio trasero de China, por lo que es quien fija la reglas, y la que mantiene que EEUU es una potencia “permanente” en el Pacífico, legitimada por la creciente agresividad china en el mar de China Meridional.
Continuamente, Manila acusa a guardacostas chinos de usar cañones de agua para atacar a sus pesqueros y patrullas navales en torno a un arrecife sumergido cerca de las islas Spratly, el llamado Second Thomas Shoal.
En la última década, Pekín ha militarizado varios islotes y atolones en una zona que atraviesa el 30% del comercio marítimo global. Biden ha advertido que cualquier agresión contra fuerzas filipinas activará el tratado de defensa mutua. Ante el Congreso, en las audiencias de su confirmación como jefe del comando Indo-Pacífico del Pentágono, el almirante Samuel Paparo dijo que China estaba subestimando el potencial de una escalada bélica.
Después de que Marcos felicitara a Lai Ching-Te por su elección como presidente de Taiwán, un portavoz del gobierno chino le aconsejó que no “jugara con fuego”. Marcos no se ha dejado intimidar, aprobando el acceso de EEUU a cuatro bases militares adicionales en el norte del archipiélago.
Días antes de la cumbre de Washington, la Armada filipina realizó en su zona económica exclusiva sus primeras maniobras navales conjuntas con EEUU, Japón y Australia. En 2016, la corte de arbitraje de La Haya, cuya jurisdicción Pekín no reconoce, dictaminó que los supuestos “derechos históricos” que Pekín reclama en el 90% mar de China Meridional carecen de sustento legal.
La partida se extiende al Índico. En Maldivas, de poco más de medio millón de habitantes, India tenía desplegados un centenar de militares y varios barcos…