México –junto a India, Indonesia y Vietnam– está siendo uno de los grandes beneficiarios de la revisión de las reglas de la globalización económica, a través del desacople y la minimización de riesgos, así como sus secuelas: onshoring, nearshoring, friendshoring… En 2023, cuando superó a China como mayor socio comercial de EEUU, las exportaciones mexicanas a su mercado aumentaron un 4,6%, mientras que las chinas cayeron un 20%, en gran parte porque desde 2019 se enfrentan a aranceles medios del 18%. En 2022, México exportó a EEUU 382.000 millones de dólares en mercancías, 20% más que en 2021.
Según escribe Shannon O’Neill en Foreign Affairs, México es la respuesta a muchos problemas de Washington. El 60% de los microchips que importa –y el 90% de los más avanzados–, recuerda, proceden de Taiwán, un país permanentemente amenazado por China. Las cadenas de suministro del USMCA, en cambio, mueven ya un comercio trilateral anual de 1,5 billones de dólares.
En 2022, cuando comenzaron a construirse 47 nuevos parques industriales en México, la inversión extranjera directa aumentó un 12%. La mayor parte se dirigió al sector automovilístico, electrónico y químico, entre otros. Entre 2022 y 2023, unas 70 compañías del automóvil trasladaron plantas desde China, Malasia y Vietnam al país para poder exportar a EEUU. Lenovo ensambla hoy en Nuevo León servidores informáticos de hasta un millón de dólares. En Tijuana (Baja California), Toyota tiene una planta desde 2002, Honeywell desde 2010 y Panasonic desde 2018.
Del 3% al 4% de las importaciones de componentes aeroespaciales de EEUU son hoy “Made in Mexico”, frente al 1,5% de 2010 o el 1% de China. Según Morgan Stanley, la combinación de ventajas geográficas, relaciones comerciales e infraestructuras, hacen de México una opción “convincente”, anticipando que el nearshoring creará hasta dos millones de empleos adicionales para…