No cabía esperar que, en su primer encuentro personal como jefes de Estado, Joe Biden y Recep Tayyip Erdogan resolvieran de un plumazo todos los problemas bilaterales que han enturbiado la relación de sus países desde hace años. Ambos, expertos en mantener las formas hacia fuera, se han limitado a declarar que su encuentro del 14 de junio en el marco de la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas fue “fructífero y sincero” (Erdogan) y “positivo y productivo” (Biden). Lo que en otras palabras significa que se mantienen las diferencias, aunque entendiendo, como también señaló Erdogan, que no hay ningún problema bilateral que no pueda solucionarse a través del diálogo y la negociación.
Los dos interlocutores son conscientes de que, aunque no compartan valores, sí comparten intereses y, al menos hoy por hoy, todavía se necesitan. A pesar de los vaivenes sufridos desde que en 1952 Turquía entrara en…