La prohibición de Washington de nuevas exportaciones a China de semiconductores avanzados (como los que fabrican Nvidia, AMD, KLA y Lam Research) y del software para diseñarlos es una nueva señal de la forma en que la guerra en Ucrania ha acelerado el desacoplamiento de Estados Unidos y China, el antiguo G2, como se lo llamaba en épocas más propicias a la globalización.

Eran otros tiempos. Joe Biden ha mantenido los aranceles punitivos a las importaciones chinas de Donald Trump, entre otras cosas para que los republicanos no le acusen de ser blando con Pekín.

Los chips vetados, como el MI250 de AMD, son imprescindibles para sectores clave de la cuarta revolución industrial: inteligencia artificial (IA), computación cuántica, robótica, procesamiento de macrodata, aeronáutica y reconocimiento facial y de audio, entre otros. Sus mayores fabricantes (Intel, TSCM y Samsung) están hoy embarcados en una carrera para desarrollar la siguiente generación:…