En 1975 se convocó la primera reunión del G7 (entonces eran seis países) para abordar la grave crisis económica a la que se enfrentaba Occidente derivada de la crisis del petróleo. Medio siglo después, las preocupaciones de esta nueva cumbre, celebrada en Alemania (26-28 de junio), son similares: inflación, problemas de suministro energético, delicada relación con Rusia (entonces URSS) o debilidad del crecimiento económico. Algunos de los retos, sin embargo, son diferentes, como la transición ecológica o la relación comercial con China.
La situación económica de los países del G7 no es esperanzadora. De hecho, el escenario de estanflación e incluso recesión se ha abierto camino en las últimas semanas. El motivo es que las políticas contractivas que han puesto en marcha los bancos centrales para combatir la inflación provocarán también un parón de la demanda interna. Uno de los escenarios más peligrosos es que comience una carrera…