INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1403

¿Días contados para el Tratado Antártico?

La reciente visita al Polo Sur de Gabriel Boric, la primera de un presidente chileno en ejercicio, para reforzar con su presencia las reivindicaciones territoriales de su país en la Antártida, ha sido una nueva señal de la aceleración de la carrera global por ganar posiciones en los polos terrestres.

Hasta ahora, el continente helado es el único en el que nunca se ha librado una guerra, entre otras cosas porque a diferencia del vacío jurídico que rodea al Ártico, en la Antártida rige un sistema normativo basado en el Tratado Antártico (TA) firmado en 1961 en plena guerra fría y ratificado por 54 países. Ahora que el cambio climático y el deshielo están abriendo sus océanos y territorios a todo tipo de actividades económicas –y militares, algunos dudan de su futuro.

El TA prohíbe instalaciones militares, congela las reivindicaciones territoriales, prohíbe que se hagan nuevas y autoriza exclusivamente investigaciones científicas “en beneficio de la humanidad”.

El protocolo de 1998 del tratado, que se revisará en 2048, designó a la Antártida como reserva natural y prohibió la minería. El problema es que la competencia económica y la nueva guerra fría entre EEUU y sus aliados y el emergente eje Pekín-Moscú amenazan con llevar las tensiones geopolíticas al círculo antártico. Al congelarse la humedad del aire, las estaciones terrestres situadas en la zona ofrecen condiciones atmosféricas y geográficas ideales para rastrear satélites –civiles y militares– en órbitas polares.

De hecho, Los sistemas GPS (EEUU), BeiDou (China), Galileo (UE) y Glonass (Rusia) difícilmente podrían operar sin receptores y antenas en suelo antártico, donde desde 2015 Rusia tiene tres estaciones de rastreo y 10 bases científicas.China, a su vez, tiene cinco dedicadas a investigaciones científicas que incluyen exploraciones geológicas en busca de recursos naturales: ictiológicos –de krill, ballenas, cefalópodos…–, hidrocarburos y minerales cuya explotación no regulada podría dañar irreparablemente los frágiles ecosistemas antárticos.

En noviembre de 2023, una flota china con 460 tripulantes llegó al continente para construir el quinto centro de investigación pero sin entregar evaluaciones medioambientales. Los supertrawlers chinos, que llevan redes de arrastre kilométricas, pescan en aguas antárticas meses enteros….

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