La primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, dijo en su intervención en la reciente Conferencia de Seguridad de Múnich que lo que más necesitan los ucranianos es munición, recordando que Rusia dispara cada día en Ucrania el equivalente a la producción europea mensual de proyectiles de artillería, el arma que Stalin llamó “el dios de la guerra” y que permitió a Kiev detener el avance de las tropas rusas en la primera fase de la guerra. Estados Unidos quiere aumentar un 500% su producción de proyectiles de obuses en los próximos dos años.
Pero en el siglo XXI, la artillería sirve de poco sin la ayuda de los drones, que se encuentran en todos los campos de batalla, desde el Donbás al Cáucaso y Oriente Próximo, debido a su capacidad para alterar el curso de los combates a precios relativamente bajos. Los drones suicidas iraníes Shahed-136, por ejemplo, cuestan…