El lanzamiento el pasado agosto, por parte de China, de dos misiles planeadores orbitales nucleares hipersónicos es la última señal de que el entramado internacional creado para eliminar –o al menos evitar su proliferación y regular su uso– diversas categorías de armas de destrucción masiva (ADM) y convencionales hace aguas por todas partes. El grueso de dicho entramado fue el resultado de la voluntad negociadora que actores de muy diverso signo mostraron durante la guerra fría, a pesar del enfrentamiento en curso. Los desarrollos tecnológicos acumulados desde entonces parecen demandar su completa revisión.
En el ámbito de las ADM, y en concreto en el de las armas nucleares, el Tratado de No Proliferación (TNP) firmado en 1968 y en vigor desde 1970 ha sido el principal acuerdo logrado a escala mundial. En 1995 se aprobó su vigencia indefinida y hoy sigue siendo un pilar básico para aspirar algún día a…