Aunque los aliados europeos parecen ser conscientes de que la propia seguridad del conjunto de los europeos está en juego, el último mensaje en mostrar la determinación por doblegar la embestida rusa ha desatado la polémica. En el cierre de una cumbre en París destinada a aunar esfuerzos frente al Kremlin, Emmanuel Macron dijo que no debería descartarse el envío de tropas occidentales a Ucrania. “No hay consenso hoy para enviar soldados, pero nada está descartado”. “Haremos todo lo que sea necesario para asegurar que Rusia no pueda vencer en la guerra”.
Las palabras de Macron fueron después matizadas por el Elíseo. Las unidades militares no entrarían en combate y se dedicarían a formar al ejército ucranio. La idea fue rápidamente descartada por Berlín. El canciller Olaf Scholz, en una rueda de prensa, se mostró alejado de las posiciones de París y justificó, además, su continua negativa a enviar los misiles de crucero de largo alcance Taurus alegando que podría requerir la presencia de tropas alemanas en Ucrania para programarlos.
“Este es un arma de muy largo alcance” dijo Scholz sobre el Taurus. “Y lo que los británicos y franceses están haciendo en términos de su apoyo para el control de objetivos no se puede hacer en Alemania”, recalcó el canciller. Dicha maniobra convertiría a los alemanes en una parte activa en la guerra en Ucrania. Demostrando, de nuevo, que Alemania aún está lejos de desarrollarse en materia de defensa con plena confianza.
Las palabras de Scholz sentaron como un tiro en Londres. “Es una errónea, irresponsable bofetada a los aliados”, dijo la presidenta del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento británico, Alicia Kearns. En un tono similar, el exministro de Defensa Ben Wallace, remarcó que una y otra vez Alemania es el último país en ayudar a Ucrania. “Scholz…