El mercado chino del automóvil es, desde el fin de la pandemia, el mayor del mundo. En 2024, por primera vez, en el gigante asiático se vendieron más vehículos eléctricos (VE) e híbridos que de combustión interna. Según estimaciones de bancos de inversión y expertos que cita el Financial Times, en 2025 se venderán unos 12 millones de VE, 20% más que en 2024 y casi el doble que en 2022.
Las ventas de vehículos tradicionales, en cambio, caerán un 10% y un 30% en relación a 2022, lo que perjudicará sobre todo a marcas extranjeras, que según la consultora Automobility de Shanghái, conservan el 37% del mercado, frente al 64% de 2020. Las razones no son un secreto para nadie: las innovaciones tecnológicas y la mejora de la calidad-precio de los VE de BYD, SAIC, Geely, Nio y otros fabricantes locales cuyos coches, por lo general, suelen costar un 30% menos que los de sus competidores extranjeros.
El cambio de los hábitos de consumo chinos se ha producido con una celeridad que pocos habían anticipado –o creído posible–, lo que indica la inevitable reconversión del sector, que mueve el 4% del PIB global y el 7% en la UE, donde da empleo a 14 millones de personas.
En 2022, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las ventas a escala global de VE aumentaron un 35%, especialmente en China por la extensa red nacional de estaciones de recarga y el hecho de que el país fabrique el 80% de las baterías ión-litio. En 2024, BYD, el mayor fabricante mundial de VE, vendió 1,76 millones de unidades, 1,6 millones más que en 2023, entre ellas el Yangwang U8 SUV, un híbrido de 150.000 dólares con un motor en cada rueda que le permite moverse lateralmente como un cangrejo….