La detención en las últimas semanas de los principales líderes de la oposición –Cristiana Chamorro, Arturo Cruz y Félix Maradiaga entre ellos– y la congelación de las cuentas bancarias de destacados empresarios y banqueros en la última asonada autoritaria del régimen conyugal de Daniel Ortega y Rosario Murillo, han establecido de facto un modelo de partido único en Nicaragua. Culmina así una estrategia de captura del Estado que comenzó en 2007, cuando Ortega regresó al poder en Managua.
El 7 de noviembre, en su cuarta reelección sucesiva, Ortega se limitará a elegir quién perderá frente a él en unos comicios amañados. Lo de 2007 fue el progresivo desmantelamiento de las instituciones para garantizar una presidencia vitalicia y dinástica, al más puro estilo somocista, como asegura Dora María Téllez, la legendaria “Comandante Dos” de la original guerrilla sandinista, hoy en detención domiciliaria. En 2012, el orteguismo ya se había hecho con…