INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1221

Caribe: Nuevas repúblicas antillanas

La crisis económica provocada por la pandemia en países dependientes del turismo, más el revisionismo histórico sobre su pasado esclavista y los ecos entre sus poblaciones –en gran parte afrodescendientes– del movimiento Black Lives Matter de Estados Unidos han tensado, como pocas veces, las relaciones de varias naciones insulares del Caribe con sus antiguas metrópolis.

En septiembre de 2020, la gobernadora general de Barbados, Sandra Mason, en su anual “discurso del trono”, propuso la abolición de su propio cargo al declarar que, desde el 1 de noviembre de 2021, cuando se cumpla el 55º aniversario de su independencia, Barbados se convertirá en una república. En su intervención, redactada por la primera ministra Mia Mottley, dijo que había llegado el momento de “dejar atrás nuestro pasado colonial” eligiendo un jefe de Estado barbadense que sustituya a Isabel II.

Mottley cree que la relación ha dejado de ser un buen negocio por los límites impuestos para cerrar acuerdos económicos con terceras partes. Su partido, con 29 de los 30 escaños de la cámara, podrá declarar la independencia sin convocar un referéndum.

Los miembros caribeños de la Commonwealth y otros territorios antillanos bajo soberanía europea, como Jamaica, Bermudas, Bahamas, Aruba, Sint Maarten o Curaçao, tienen como jefes de Estado a Isabel II y al rey Guillermo de Holanda. A cambio de la cesión de su soberanía en asuntos exteriores y defensa, todos gozan de seguridad, estabilidad política y económica, baja presión fiscal, subsidios y gobiernos surgidos de asambleas electas que toman la mayoría de decisiones importantes, si bien…

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