La autorización de Washington a Chevron, la única petrolera de Estados Unidos con presencia en Venezuela, para que negocie con Caracas “posibles actividades futuras” muestra que la Casa Blanca es consciente de la insostenibilidad de las sanciones contra la industria petrolera venezolana, en medio de las tensiones que ha provocado la guerra de Ucrania en los mercados energéticos mundiales. Si Occidente planea prescindir del petróleo y el gas rusos durante años, es difícil excluir al país con las mayores reservas de petróleo del mundo y a escasa distancia de las refinerías de Texas y Luisiana, adaptadas además para procesar el crudo ultrapesado venezolano.
La fuerza de la gravedad terminará por imponerse. Antes de las sanciones, Venezuela suministraba a EEUU el 10% de sus importaciones de crudo. Hasta que comenzó la guerra, EEUU importaba 700.000 barriles diarios de crudo ruso, cantidad similar a la actual producción del país caribeño. Si los…