El anuncio de que La Habana ampliará los permisos a los cuentapropistas para operar libremente en unos 2.000 sectores económicos –salvo 124 reservados al Estado– es el mayor cambio adoptado por el régimen desde el 16 de abril de 1961, cuando Fidel Castro se declaró por primera vez socialista. La crisis económica, la más severa desde el fin de la Unión Soviética, no ha dejado otra salida.
La ministra de Trabajo, Marta Elena Feitó, no precisó las áreas donde el Estado tendrá la exclusividad, pero se asume que estarán relacionadas con medios de comunicación, sanidad, defensa y recursos naturales. El sector privado –que según datos oficiales emplea a unas 600.000 personas, 13% de la fuerza laboral– podrá asociarse con inversores extranjeros. Según Feitó, el objetivo es liberar las “fuerzas productivas” y suprimir “gratuidades indebidas”, subsidiando “a personas y no productos” . Cuba gasta en importaciones unos 12.000 millones de dólares al año. En 2020, debido a la escasez de dólares, cayeron un 30%.
Aunque el régimen cubano es experto en aperturas controladas, hasta Granma hoy sostiene que los subsidios excesivos “desestimulan la productividad”. Las anteriores aperturas hicieron pasar el empleo en el sector privado de menos del 10% en 1981…