Las limitaciones de competencias son significativas en algunos de los departamentos más emblemáticos del gobierno de Lula. Es el caso del recién creado ministerio de los Pueblos Indígenas, que encabeza la activista Sônia Guajajara, que no podrá legalizar la delimitación de nuevos territorios indígenas. Por su parte, el ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático, con Marina Silva al frente, tampoco gestionará un registro nacional de la propiedad rural, imprescindible para monitorear la deforestación ilegal y la gestión de recursos hídricos, entre otras atribuciones que se transferirán a otros organismos federales.
Lula, que el 5 de junio anunció un nuevo plan contra la deforestación en la Amazonía, “responsable –dijo– del equilibrio climático del planeta”, está descubriendo que han cambiado muchas cosas desde sus primeros dos gobiernos (2003-10). El Congreso de Brasil es ahora mucho más conservador, con una Bancada Ruralista cuya influencia ha ido creciendo en la misma medida…