El presidente Jair Bolsonaro en su campaña electoral prometió mano dura contra el crimen. Ahora se enorgullece de que, desde enero de 2019, cuando llegó al palacio de Planalto, la tasa de homicidios haya descendido a sus menores niveles en décadas: 18,5 homicidios por 100.000 habitantes en 2021, frente los 30,3 registrados durante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-10) y Dilma Rousseff (2011-16).
En 2007 se cometieron en el país 58.000 asesinatos. En 2021, 41.069. El año pasado Brasilia tuvo la cifra más baja en 45 años y Santa Catarina en más de una década. Según el Fórum Brasileiro de Segurança Pública (FBSP), la lucha contra el crimen y los daños causados por la violencia generan gastos equivalentes al 5,5% del PIB.
El gobierno atribuye los progresos a sus políticas para integrar y coordinar mejor a las fuerzas policiales, federales, estatales y municipales. Bolsonaro, por otra parte,…