Así lo vieron los propietarios de Deliveroo, entre los que se encuentra Amazon. Buscaban salir a bolsa y capitalizar los beneficios que dejó la pandemia, sobre todo ante una situación de gran incertidumbre futura. Las acciones de Deliveroo salieron a bolsa en Londres el 31 de marzo. En total, 7.900 millones de libras (8.900 millones de euros), aprovechando una valoración muy optimista sustentada en los resultados de 2020.
Sin embargo, los inversores dieron la espalda rápidamente a la compañía y sus acciones llegaron a depreciarse casi un 40%, lo que supone la pérdida de 3.000 millones de libras. Un auténtico batacazo. De hecho, Deliveroo tuvo que acudir a una de las entidades encargadas de la colocación, Goldman Sachs, para estabilizar el precio de sus acciones en medio de la tormenta. Según ha publicado Financial Times, Goldman Sachs llegó a comprar el 27% de las acciones negociadas el día de la salida a bolsa, para evitar el desplome de los precios ante la ausencia de compradores para todas las órdenes de venta emitidas por los propietarios de los títulos.
En ese día apenas se negoció un tercio de las acciones estimadas por la compañía antes de la oferta pública de venta,…