Con sus disculpas por los abusos –físicos, psicológicos y sexuales– que sufrieron entre 1880 y 1990 unos 150.000 niños indígenas en internados católicos canadienses, el primer Papa nacido en el Nuevo Mundo ha escrito un nuevo capítulo de la doctrina católica sobre los pueblos originarios americanos que viene esbozando desde su encíclica Laudato si’ (2015).
Las disculpas papales son frecuentes. En 1912, en su encíclica Lacrimabili statu Indorum, Pío X denunció a las plantaciones caucheras peruanas por maltratar a la población amazónica y a los misioneros capuchinos por no protegerlos. En 1985, en Camerún, Juan Pablo II pidió perdón por el papel de la Iglesia en la trata de esclavos y en 2004, por la Inquisición. En 2015, en Bolivia, Francisco disculpó, por su parte, los “graves pecados” cometidos por el clero católico durante la conquista y colonización. Pero no existen precedentes de un peregrinaje penitente a un sitio…