El anuncio de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Alberto Fernández de que Brasil y Argentina explorarán la posibilidad de crear una moneda común –“no una moneda única”, como recordaron sus ministros de Economía Fernando Haddad y Sergio Massa–, a la que se podrían integrar todos los países de la región que lo deseen, muestra que el presidente brasileño hablaba en serio cuando en su campaña propuso crear una unión monetaria para dar “una sola voz” a América Latina.
Una unidad monetaria regional representaría el 5% del PIB mundial, frente al 14% de la zona euro. Pero más allá del simbolismo político y del compromiso de sus gobiernos con la integración, Brasilia y Buenos Aires están pensando en objetivos más pragmáticos: una unidad de cuenta digital para transacciones comerciales y financieras que no sustituiría al real o al peso. Esa meta requeriría una sofisticada ingeniería financiera y…