En 2018, Wolfgang Schmutz, empresario metalúrgico alemán, firmó un acuerdo con la minera estatal boliviana YLB para extraer litio del salar de Uyuni. Su idea era proveer del llamado “oro blanco” a Volkswagen, Daimler y otros fabricantes alemanes que lo necesitan para las baterías de los nuevos vehículos eléctricos. La de un BMW iX, por ejemplo, lleva unos 10 kilos de hidróxido de litio. Schmutz sabía que el sector necesitaba recuperar el terreno perdido frente a sus competidores chinos, que acaban de desplazar a Japón como primer exportador mundial de automóviles. Dos de cada tres vehículos eléctricos son hoy made in China. El gigante asiático refina además el 80% de los minerales necesarios para la transición verde y el 59% del litio.
En otoño de 2019, sin embargo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, canceló el proyecto Acisa, a cuya firma asistió el ministro de Economía alemán,…