A Lasso, tras anunciar que disolvía la Asamblea Nacional para convocar elecciones anticipadas previstas para el 15 de agosto, con una más que probable segunda vuelta el 15 de octubre, se le vio casi aliviado, como si al utilizar la llamada “muerte cruzada”, un procedimiento incluido en la Constitución de 2008, se le hubiese quitado un gran peso de encima. Hasta hace poco, el presidente insistía en que no utilizaría este recurso legal porque temía pasar a la historia como alguien que huía del juicio político parlamentario. “Soy un demócrata, pongo el pecho a las balas”, dijo. Pero cuando la oposición, abrumadoramente mayoritaria en la Asamblea, intentó destituirlo por tercera vez, acusándolo, en esta ocasión, de peculado (robar al erario público), Lasso no esperó a la votación y se adelantó.
“He elegido gobernar seis meses en el purgatorio en lugar de dos años en el infierno”, declaró el presidente ecuatoriano…