En una nueva vuelta de tuerca de la competencia que hace tiempo mantienen las grandes potencias por incrementar su influencia a escala global, África vuelve a concentrar momentáneamente la atención de Francia y Rusia, sin olvidar a China y Estados Unidos.
Por un lado, el presidente francés, Emmanuel Macron, acaba de visitar Camerún, Benín y Guinea Bisáu con la declarada intención de “reinventar el dispositivo militar y de seguridad francés en el continente”, con el Sahel en lugar destacado. Los recientes reveses sufridos por París en Malí, y el obligado cierre de las operaciones Barkhane y Takuba, explican la renovada apuesta francesa, tomando Níger como nuevo punto focal de su empeño por seguir influyendo en la región y preservando sus intereses geoeconómicos. Aunque en sus discursos Macron intenta transmitir una visión global que incorpora un componente de diplomacia y desarrollo, junto al de la defensa, es evidente que el…