Los ministros de Justicia e Interior de los 27 Estados miembros se reunieron en Bruselas el pasado jueves para tratar de sellar de una vez por todas un nuevo pacto de migración y asilo, una eterna asignatura pendiente desde el annus horribilis de 2015. En aquel entonces, las llegadas, que superaron el millón, desbordaron a los Estados miembros, dieron alas al populismo de extrema derecha y dejaron al descubierto una Comisión Europea impotente sin instrumentos para poner en marcha un mecanismo de solidaridad a la altura.
Las noticias positivas de los últimos meses en este área se intercalan con momentos de tensión entre los 27 socios. Tras semanas de desacuerdos, vetos, y una subida del tono sobre cómo afrontar una gestión compartida sobre la inmigración, en Bruselas, los ministros rozaron el acuerdo sobre el reglamento de gestión de crisis. Según lo conocido sobre el texto, la nueva norma restringiría aún…