APODO: La indignada grillina.
FRASE: “Roma está lista para pasar página y nosotros estamos listos para gobernar».
CURRÍCULO: Abogada y con la alcaldía de Roma asomando en el horizonte, Virginia Elena Raggi es la política que acapara hoy las miradas en Italia. Dice de sí misma que no le faltan determinación ni intereses. Estudió Derecho en la Universidad de Roma III. Su especialidad han sido la propiedad intelectual y las nuevas tecnologías, pero sin dejar se interesarse por los derechos humanos. Al convertirse en madre y tener que superar los obstáculos de la ciudad eterna descubrió su interés por los asuntos públicos. Así, con una mezcla de rabia y pasión (“vivo de pasiones y deberíamos hacerlo todos”) se unió al Movimiento 5 Estrellas (M5S) en 2011, formando el grupo Municipio XIV. Entre 2013 y 2015 fue concejal y portavoz del partido en la ayuntamiento de Roma. Se convirtió en la candidata a alcaldesa del M5S al recibir casi la mitad de los votos en unas primarias en competición con cinco aspirantes.
MÉRITOS: Raggi es ya la primera mujer con posibilidad real de ser alcaldesa de Roma, al confirmarse para la segunda vuelta con un 35,29% de los votos. Pero es también la constatación de la estabilidad del M5S en la política italiana y la primera prueba de fuego para Matteo Renzi antes del referéndum del próximo octubre. Renzi advirtió que dimitiría en caso de perder la consulta, pero es probable que cuando lo hizo no contara con la posibilidad de perder antes la alcaldía de Roma, donde el centro-izquierda había sido casi imbatible. Los escándalos de corrupción, los problemas de suciedad en la ciudad o la baja calidad de los servicios públicos son los factores que han dinamitado al Partido Demócrata (PD) al segundo puesto.
Populistas para unos o motivo de esperanza para otros, está claro que el M5S es, de momento, un partido anti-establishment. Su forma de financiación, a través de comidas populares, marcaban ya una diferencia con el resto de candidatos. Las propuestas de Raggi para mejorar el día a día de Roma suenan atractivas, como las mejoras en el transporte público. Otras parecen más extravagantes, como el trueque o el uso de pañales reciclados. Para Raggi son “pequeñas cosas” de sentido común, pero que nunca se han hecho. La futurible alcaldesa ha fallado estrepitosamente, sin embargo, al tratar cuestiones de importancia capital, como la pertenencia o no de Italia al euro. Roma se ha mostrado como una ciudad casi imposible de gobernar y la falta de independencia en el M5S, fuertemente controlado por la cúpula, complicaría aún más este problema.
Aunque las comparaciones son odiosas, es imposible que la situación no remita a la realidad española: con unas elecciones municipales que sirven como termómetro para las elecciones generales y la capital en manos de un partido. Los partidos del descontento han canalizado la ola de descontento y comienzan a asentarse en la política europea.
Como ha dicho Renzi, estas elecciones han dejado luces y sombras en todos los partidos. El M5S ha ganado indiscutiblemente en Roma pero apenas se ha mostrado fuerte en las otras grandes ciudades, donde el PD mantiene a sus candidatos pero con un gran descenso de votos. La política en Italia se ve obligada a funcionar con coaliciones y pactos. Algo que tampoco suena lejano en España.
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