Sara Cekic Özlem es una política danesa que apuesta por el diálogo como método de resolución de conflictos. Conversar y escuchar son las armas que Sara emplea para acabar con el desconocimiento y el odio.
De origen kurdo, nació en Ankara en 1976 y llegó a Dinamarca cuando era pequeña. Desde entonces, ha vivido en Copenhague. Enfermera de profesión, fue elegida en 2004 miembro del comité central del Partido Popular Socialista. En las elecciones de 2007, entró en el Parlamento danés, convirtiéndose en la primera parlamentaria de origen musulmán y migrante.
En 2009 publicó un libro autobiográfico con sus experiencias como mujer musulmana de origen trabajador y su paso a la política. También recuerda sus experiencias de discriminación en la sociedad danesa.
En 2012, votó en contra de la reforma fiscal propuesta por su partido en colaboración con los socialdemócratas. Para Cekic la reforma, que rebajaba la fiscalidad a los grupos sociales más favorecidos, incrementaba los desequilibrios y perjudicaba a la población en riesgo de exclusión. Al no cumplir con la disciplina de partido, que exigía votar conforme a la postura adoptada, Cekic perdió de manera automática su puesto como portavoz de políticas sociales, igualdad de género y vivienda. No obstante, se mantuvo como miembro del partido.
Cuando Annette Vilhelmsen se convirtió en líder de los socialistas daneses en 2012, Cekic se convirtió en portavoz en temas de salud. En 2013, fue nombrada de nuevo portavoz por igualdad de género.
La pérdida de escaños del Partido Socialista en las elecciones generales de 2015 hizo que Cekic no fuera reelegida. Desde entonces, se ha dedicado a promover el diálogo entre la extrema derecha y la sociedad danesa a través de organizaciones que fomentan la comunicación.
Odio a través de las redes sociales
Cekic sufre el acoso a través de las redes sociales, en los que recibe mensajes racistas y amenazas de muerte, algo que ya comenzó durante su tiempo en el Parlamento. Si bien al principio borraba los mensajes, posteriormente decidió seguir el consejo de su amigo el fotógrafo Jacob Holdt: contactar directamente con aquellos que la hostigaban. Así comenzó su ciclo de diálogos.
El objetivo de Cekic es encontrar un lenguaje común, para entender el porqué del odio entre personas que no se conocen. Hasta la fecha, Cekic ha invitado a cientos de personas a charlar acompañados de tarta y té o café. En estos encuentros, ha conversado con docenas de personas de la extrema derecha danesa, pero también con extremistas musulmanes, personas con fuertes sentimientos antidemocráticos, homófobos y antisemitas.
De estos encuentros Cekic señala los beneficios del diálogo abierto. Su propósito es tratar de comprender a la persona que hay detrás del trol, conocer a la persona y que esa persona también la reconozca a ella como humana y no como un nombre detrás de una pantalla. Las personas que le mandan mensajes de odio son en general gente corriente, con trabajo, pareja e incluso hijos.
Se trata de un original intento de superar los sentimientos de miedo y los prejuicios de cada parte. Para Cekic la única manera de conocer el origen del odio es a través de la palabra y la escucha. No obstante, la construcción de canales de diálogo no es un proceso fácil o rápido. Aun así, Cekic asegura que la mayoría de las visitas constituyen experiencias positivas y que casi todas las personas a las que invita a dialogar aceptan, pues quieren ser escuchados.
Aunque no todos los encuentros han sido afortunados, Sara cree que merece la pena el diálogo incluso con gente que sostiene visiones radicales. Ignorarlos no es la estrategia correcta.
Aunque ya tiene experiencia en este tipo de encuentros, aún se siente nerviosa antes de sus visitas y toma medidas de precaución necesarias, quedando solo con aquellas personas cuyo lenguaje si bien desagradable no llega a violento. Su dirección es un secreto y se mantiene en contacto de manera regular con la policía para mantenerse protegida. Este esfuerzo por el diálogo no ha puesto fin, sin embargo, a las amenazas telefónicas, órdenes de alejamiento y juicios.
Una de las conclusiones de sus múltipes encuentros es que en el fomento de puntos de vista xenófobos o radicales tiene un papel fundamental el consumo de noticias falsas y la desinformación.