Alfombra Roja: Michel Martelly

APODO: Sweet Micky.

FRASE: “Haitianos, supérense”.

CURRÍCULO: Tras probar sin éxito los caminos habituales de la clase media haitiana (medicina, ingeniería, incluso la carrera militar), Michel Martelly dio con la tecla al apostar por la música, donde no tardó en alcanzar la fama al ritmo del compas, género musical cantado en creole, de raíces africanas y dominicanas, bailable y cadencioso. Prezidan y chico malo de la conocida como música nacional de Haití, Martelly llevó la tradición carnavalesca de burlarse de los dirigentes políticos de turno a niveles insospechados. Con 49 años y sin experiencia política, más allá de la burlesca, decidió lanzarse a la arena política en 2010, meses después de que la antigua colonia francesa se viese sacudida por un terremoto que dejó 220.000 muertos en un país de diez millones de habitantes. En 2011 ganó unas elecciones caóticas, llenas de irregularidades, donde llegó a estar fuera de la carrera, tras quedar en tercer lugar en la primera vuelta, para volver a reintegrarse y batir con rotundidad a Mirlande Manigat.

MÉRITOS: Martelly comenzó su presidencia a oscuras (se produjo un apagón al comienzo de la ceremonia de investidura, pero el nuevo presidente decidió continuar) y así sigue, rodeado de sombras, cuatro años después. Las votaciones para renovar dos tercios del Senado, la Cámara de Diputados y 140 cargos municipales deberían haberse celebrado hace más de tres años. En la actualidad, solo hay 11 cargos electos en todo el país, uno de ellos el presidente.

En mitad de una ola de protestas, Martelly acordó en enero con la oposición celebrar elecciones antes de que termine 2015. Los escombros que anegaban las calles de Puerto Príncipe, la capital del país, han desaparecido, al igual que las tiendas que acogían a millón y medio de haitianos que se quedaron sin hogar. En estos momentos, Haití es una de las economías caribeñas que más rápido crece, gracias a los proyectos de construcción y al dinero que ahorraron al comprar petróleo venezolano en términos ventajosos. Sin embargo, y a pesar de los miles de millones recibidos en ayuda, uno de cada cuatro haitianos vive en la extrema pobreza, según el Banco Mundial.

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