APODO: Supermario.
FRASE: “El Banco Central Europeo hará todo lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente”.
CURRÍCULO: Licenciado en Economía por la Universidad de Roma La Sapienza, Mario Draghi fue el primer italiano en conseguir un doctorado en Economía por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. A lo largo de su carrera, Draghi no ha dejado de lidiar con tormentas económicas y, por supuesto, políticas. Suele salir indemne, tal vez haciendo honor a su apodo.
En 1991 fue nombrado director general del Tesoro italiano, cargo desde el que gestionó la oleada de privatizaciones de los noventa. Estuvo en el cargo diez años, durante los cuales vio pasar nada menos que diez gobiernos, mientras Italia era sacudida por escándalos de corrupción. Su siguiente destino no fue menos controvertido: vicepresidente y director gerente de Goldman Sachs. Entró tarde y bien –en teoría, justo para perderse los manejos con el gobierno griego para enmascarar la deuda del país–; salió pronto y mejor, poco antes de que estallase la gran crisis. En 2006 pasó a gobernar el Banco de Italia y en noviembre de 2011, justo cuando caía Silvio Berlusconi, a presidir el BCE.
MÉRITOS: Raro en un cargo público, Draghi está haciendo honor a sus palabras y la organización que dirige, el BCE, todo lo necesario para salvar el euro, aún a costa de ganarse la enemistad de unos cuantos alemanes. Su última acción, la puesta en marcha de un programa de compras masivas de deuda pública, lo que se conoce en la jerga económica como un quantitative easing (QE). En total, el BCE prevé la inyección de algo más de un billón de euros entre 2015 y 2016 que insufle vida en la zona euro, atenazada por el fantasma de la deflación y los riesgos de un estancamiento secular a la japonesa. Los mercados celebran el envite. Focos y #AlfombraRoja para Supermario.
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