Alfombra roja: Malala Yousafzai

APODO: Malala la irreductible.

FRASE: “Estos niños no quieren un iPhone, una Xbox, una PlayStation o chocolates: lo que quieren es un libro y una pluma”.

CURRÍCULO: Estudiante de la ciudad de Mingora, en el distrito de Swat (Pakistán), más conocido como el valle del Swat, hasta 2009 bajo dominio talibán. Muy mal lugar para ser niña y que te guste la escuela. En septiembre de 2008, con 11 años, Yousafzai dio su primer discurso: “¿Cómo se atreven los talibanes a arrebatarme mi derecho a la educación?”. Cuando todas las escuelas para niñas bajo el control de los talibanes fueron cerradas en enero de 2009, Yousafzai abrió un blog para la BBC Urdu bajo el pseudónimo de Gul Makai, una heroína folclore. En octubre de 2012, fue tiroteada por los talibanes cuando regresaba a su casa en el autobús escolar.

MÉRITOS: En un mundo donde 250 millones de niñas no pueden ir a la escuela; donde un número considerable de Estados aplica un apartheid misógino de facto, sin que ello les suponga ningún oprobio abierto, mucho menos sanciones o boicoteos internacionales; en un mundo así, activistas irreductibles como Yousafzai, defensora de la educación de las niñas, merecen premios y aplausos. Tras recibir el premio Sájarov 2013 a la libertad de conciencia, otorgado por el Parlamento Europeo, Yousafzai acaba de ser galardonada con el premio Nobel de la Paz 2014, junto al activista indio Kailash Satyarthi, “por su lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación”.

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