Alfombra roja: José Antonio González Anaya

APODO: El saneador (de cuentas).

FRASE: “No soy un experto petrolero”.

CURRÍCULO: Nacido en 1967 en Veracruz, José Antonio González Anaya siempre ha estado ligado al sector público. Se licenció en Economía e Ingeniería Mecánica en el MIT. En Harvard realizó un máster y se doctoró en Economía. Su carrera profesional comenzó en 1996 como economista en el Banco Mundial. En el año 2000 trabajó como investigador y profesor en Stanford y dos años después se incorporó a la secretaría de Hacienda y Crédito Público de México (SHCP), convirtiéndose al poco tiempo en jefe de la Unidad de Seguros, Valores y Pensiones. En 2006 fue nombrado Subsecretario de Ingresos de la SHCP, cargo que ocupó hasta 2012, cuando Enrique Peña Nieto le designó director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para sacar de la crisis al sistema de pensiones mexicano.

MÉRITOS: El éxito de González Anaya al frente del IMSS, con una reducción del 60% del déficit de la seguridad social –aunque la posibilidad de una privatización de las pensiones sigue en el aire–, le convierte, a ojos de Peña Nieto, en el candidato ideal para sacar a Petróleos Mexicanos (Pemex) –el gigante petrolero mexicano, séptimo productor mundial– de la mayor crisis de su historia. Desde el 9 de febrero sustituye a Emilio Lozoya al frente de la empresa estatal, bendición y condena de las finanzas públicas del país. Lozoya, encargado de sacar adelante una reforma energética que ponía fin a 76 años de monopolio estatal, no supo gestionar el desplome del precio del petróleo. Tras 13 trimestres de pérdidas, Pemex cerró 2015 como el peor año de su historia. Con unas previsiones presupuestarias alejadas de la realidad, un precio del barril de crudo un 54% más bajo de lo esperado ha frenado la inversión privada, mientras la enorme estructura laboral (150.000 empleados y 100.000 jubilados) y la depreciación del peso generaban un grave problema de liquidez. ¿El resultado? Pérdidas de alrededor de 30.000 millones de dólares en el último año y una deuda total de 200.000 millones. De suponer el 30% de los ingresos del Estado, el petróleo ha pasado en el último año a representar solo un 20%.

¿Lo que no logró uno de los chicos de oro del gobierno lo logrará otro? González Anaya presenta, en principio, pocas diferencias con su predecesor, de acuerdo con sus trayectorias públicas. El primero trabajó para el Banco Mundial, el segundo para el Fondo Monetario Internacional. Ambos pasaron por Harvard, pero ahí acaban las similitudes. González Anaya, cuya única relación con Pemex hasta su nombramiento había sido como auditor fiscal, ha despertado algunas dudas. “Necesitamos un industrial petrolero y no improvisar de nuevo con gente que no sabe gestionar un animal del tamaño e importancia de Pemex”, sostiene Miriam Grunstein, abogada experta en energía y profesora-investigadora del CIDE. Otros, en cambio, alaban su mano izquierda. “No solo en lo técnico, es un economista más completo y políticamente más capacitado”, afirma Samuel García, economista y director del diario digital Arena Pública.

De momento, ya se han anunciado las primeras acciones para esta nueva etapa en Pemex. Adelantando una de las medidas de la reforma energética prevista para 2017, a partir de abril se liberalizará la importación de petróleo y Pemex dejará de ser la única compañía autorizada para su venta. Esta misma semana se ha anunciado que Pemex recurrirá a créditos para pagar a sus proveedores. Y en diciembre de este año se producirá la primera subasta de yacimientos de aguas profundas en el golfo de México. El principal objetivo es, en palabras del nuevo director de Pemex, “priorizar la inversión e implementar ese recorte de gasto necesario”. Lo que supondrá, previsiblemente, despidos masivos. Todo con tal de que Pemex sea competitiva. #AlfombraRoja, pues, para el encargado de despertar al dinosaurio y lograr que vuelva a rugir.